miércoles, 19 de noviembre de 2014

Juego de Gordos VI: 'No sabes nada, federado'




Los Salvajes Universitarios: El 'Rugby Libre'

'No sabes nada, federado'
Más allá del muro burocrático que separa la legalidad, representada por una ficha federativa, viven a sus anchas, con sus anárquicas camisetas y embarradas botas, los jugadores del Rugby Libre. La gente al otro lado de la gran tapia se refiere a ellos como los salvajes universitarios y desprecian siempre que pueden su descocado estilo de vida, así como su libertina interpretación de este deporte. Este vasto mundo ovalado, cuyo centro de operaciones es ese romántico y estepario Cantarranas, ha sido testigo de grandes hazañas y recordados terceros tiempos. 

El amor por esta versión del oval (que no al deporte, pues difícilmente pudiera ser catalogado de tal forma) es tal, que incluso los miembros de ilustres familias de Juego de Gordos recurren, cual catarsis, a ella de vez en cuando. Acogidos como hijos pródigos, reciben la tan ansiada distinción de 'pufos', aquella que ellos mismos deseaban cuando en tiempos pretéritos comenzaron sus andanzas, pues significa que ya han adquirido cierta experiencia y reconocimiento entre las nuevas huestes.

Su juego carece de todo orden y respeto por las normas elementales. Su físico roza el nivel en muchos casos de los más cascados añejos. Sin embargo, no es el resultado lo más importante en sus partidos, representando así la esencia más pura del origen de nuestro noble deporte. A pesar de todo, es ignorado y despreciado por los entrenadores de las familias. No se cansan de advertir estos últimos del peligro que entraña para el rugby todo juego desarrollado en las inmediaciones de las aulas. Olvidan que la Universidad siempre fue amiga del oval, cuna de una interminable lista de jugadores adoptados más tarde por los clubes e incluso origen de muchos ellos. 

Existen cientos de salvajes pululando entre las cafeterías aledañas a los campos de rugby universitario. Separados en tribus, clanes y otras bandas, cada una con sus costumbres, deidades, tabernas, cánticos y peculiaridades, los salvajes del oval carecen de reyes y sólo responden ante uno de sus iguales, al cual consideran su líder por diferentes motivos y circunstancias. 

Las leyes son básicas: venir a entrenar y soltar dinero para el tercer tiempo. Los derechos de propiedad, nulos. El saqueo de balones está a la orden del día, por ello es importante que sean marcados y rotulados para que al menos dicho expolio no sea tan evidente y no ocasione conflictos posteriores. "Toma lo que puedas y mantén lo que tengas", a imagen y semejanza de los Primeros Rugbiers, aquellos que cada fin de semana, como decía Oscar Wilde, abandonaban el centro de la ciudad para hacer el cafre en el campo.

¿Qué tendrá el rugby universitario para que, legal o ilegalmente, los civilizados salten el muro y se aventuren por los campos de Cantarranas? ¿Qué no tendrá el rugby universitario?


Futboleros y gente de mal vivir - Whitewalkers

'Demonios sucios, protestones, que abuchean y trampean. El antiguo enemigo. El único enemigo que importa de verdad'
Rencoroso y vengativo, el mundo oval en el que se mueve nuestro rugby cuenta con una historia llena de rencillas, rivalidades enquistadas, burlas y chanzas a costa del contrario y odios que superan el paso del tiempo y son heredados en las familias. Peleados entre ellos por conquistar una mejor posición y un mayor prestigio, ignoran, o cuanto menos subestiman, la gran amenaza que se cierne sobre nuestro deporte. 

El crecimiento de las casas y la relajación a la hora de respetar al rival y al juego han propiciado la aparición de situaciones incómodas y desagradables, propias de otros deportes, que según el refranero popular, practican villanos. Algaradas en banquillos y gradas, marrullerías en los campos, intrigas en despachos y confabulaciones con altas esferas en busca de beneficios, son algunas de las malas artes que ennegrecen nuestro deporte, el cual siempre se ha jactado de contar con los más elevados y distinguidos valores.

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